Misterio cerca de las pirámides egipcias de Guiza: Una misteriosa estructura en forma de “L” fue hallada y desconcierta a los científicos

Un hallazgo reciente en el Cementerio Occidental de Giza, Egipto, ha llamado la atención a nivel mundial después de que un equipo de investigación conjunto revelara la posible existencia de una estructura subterránea previamente desconocida.

Los miembros del equipo, provenientes de la Universidad Internacional Higashi Nippon, la Universidad de Tohoku, el Centro Nacional de Investigación de Japón y el Instituto de Astronomía y Geofísica (NRIAG) de Helwan, Egipto, utilizaron técnicas avanzadas de radar de penetración terrestre (GPR) y tomografía de resistividad eléctrica (ERT) durante los años 2021 a 2023 para llevar a cabo su investigación geofísica.

Este estudio, dirigido a resolver los misterios del antiguo Egipto, ha identificado una “anomalía” que consiste en una estructura superficial en forma de “L” conectada a una cámara más profunda. Según los datos obtenidos, esta estructura, que tiene unas dimensiones aproximadas de 10 metros por 10 metros y se encuentra hasta a 2 metros bajo la superficie, parece estar rellena de arena, sugiriendo que fue ocultada intencionalmente después de su construcción. A una profundidad de entre 5 y 10 metros, se detectó una extensa anomalía con alta resistividad eléctrica, indicando la presencia de un material diferente, posiblemente asociado con antiguas construcciones o cavidades.

Aunque el uso de GPR y ERT en arqueología no es nuevo, estas técnicas han evolucionado considerablemente desde los años ochenta. Un miembro del equipo de investigación señaló que estas tecnologías no solo ayudan a localizar artefactos o estructuras desconocidas, sino que también contribuyen a la protección y preservación del patrimonio arqueológico al proporcionar visualizaciones en pseudo 3D del subsuelo, revolucionando así la comprensión de sitios arqueológicos complejos como Giza.

El Cementerio Occidental de Giza ha sido objeto de exploración desde principios del siglo XX, y aunque muchas de sus mastabas han sido excavadas, todavía hay áreas sin investigar. El equipo de investigación se enfocó en una zona que parecía vacía en la superficie, abarcando 560 metros de este a oeste y 370 metros de norte a sur, donde se encontró una significativa anomalía en el extremo norte que se extendió más allá de lo que las técnicas convencionales habrían permitido explorar.

La colaboración entre instituciones ha sido fundamental para este proyecto, con el apoyo clave del Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, representado por el Dr. Ahmed Eissa y el Dr. Mostafa Waziry. Estas colaboraciones son más que meras formalidades, ya que representan un vínculo entre la ciencia moderna y los misterios de civilizaciones antiguas, abriendo nuevas vías para comprender y preservar el patrimonio cultural.

La importancia de este descubrimiento radica no solo en la posible identificación de nuevas estructuras en el contexto arqueológico de Egipto, sino también en la demostración de la eficacia de la tecnología moderna en la preservación y estudio del patrimonio cultural. Los resultados de este estudio subrayan la necesidad de una exploración más detallada, lo que podría revelar aspectos desconocidos de la civilización antigua.

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